23.10.12

Tasting: Il Paparazzo

Una de las cosas más ricas de vivir en Santiago no es Santiago en sí, sino la cercanía que tiene con la maravillosa costa que presenta el litoral central. En más menos una hora se puede estar disfrutando de la playa, el puerto, los cerros y toda la buena onda que implica vivir a orillas del mar. Nada más rico que saber que puedes comer pescados y mariscos súper frescos disfrutando de una vista increíble, mientras el aire marino revitaliza los pulmones cansados de tanta contaminación. Motivadísimos con esta idea, con un grupo de amigos planeamos una visita express para cambiar de aire, compartir y pasarlo chancho. Vistas a la playa, conversaciones variadas, caminatas por el cerro y hasta un par de bailes marcaron el improvisado paseo. Pero aterrizando a lo que nos reúne en este blog, quiero comentar nuestro almuerzo en un restoracillo del puerto principal. En un principio queríamos ir a uno que de verdad es buenísimo llamado Pasta e Vino (http://www.pastaevinoristorante.cl/), pero con nuestra suerte era el único restaurant de todo el Cerro Concepción que estaba cerrado! Así a vagabundeando por ahí, nos encontramos con un mozo en la mitad de la calle que nos recomendó y escoltó a Il Paparazzo (Papudo 424, Cerro Concepción, Valparaíso). De hecho, tengo que señalar que es una buena medida que alguien te comete y te guíe hasta el lugar, ya que queda en un rincón bastante escondido…casi esperando a ser descubierto. La carta tiene una línea marcada principalmente por sabores mediterráneos, fusionados con toques mestizos de estilo peruano. De hecho, me llamó inmediatamente la atención el ceviche peruano. La corvina estaba fresquísima, el aliño como lo esperaba y los camotes con su dulzor característico. Quedé súper contenta. Otros amigos pidieron una tabla que traía unas brochetas de pollo, carne y cerdo (no muy buenas, un poco resecas) yuca, salsas y un par de bruschettas de prosciutto que estaban exquisitas. Mi gordo pidió un entrecot con puré de pallares (porotos) que según su paladar gourmet estaba bueno. Llegó al punto de cocción que lo pidió y el puré de pallares daba un twist al clásico acompañamiento de papas. Lo que más me gustó lejos es la ambientación y decoración. Una casona antigua con cielos altos y piso de madera en tonos oscuros, que contrarrestaban de manera armónica con tapices de diseños contemporáneos y candelabros de lágrimas de corte romántico…Love them! En fin. Es un lugar cálido y recomendable para probar platos de toques vanguardistas en medio del ambiente patrimonial e histórico que entregan los cerros de Valparaíso.
 




 
 



 
 



 





 
XO Lore

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