No cabe duda. Las fiestas patrias tienen todo lo necesario para ser la celebración más popular de nuestro país. Como mínimo son dos días de comida, baile, juegos, trago y diversión. Adoro como las fondas o ramadas arman un cuento propio, sin discriminar ni dejar a nadie fuera. Durante este tiempo todos somos solo chilenos! Y además de eso, están los clásicos de siempre: asado en la casa de un tío, almuerzo donde los abuelos, unos buenos bailes en la casa del amigo de turno, en fin…la gente de verdad se motiva! Por mi parte, este año hice algo especialísimo. Me separé de mí siempre fiel cuidad de Concepción, para pasar estos días de honra a la patria en la casa de los papás de Pablo. Lo pasé de verdad chancho! Es que ustedes no saben nada. Si hay algo que Pablo y su familia sepan hacer, es un asado con todas las de la ley. So good! A mí personalmente me encantan los asados que literalmente “tiran toda la carne a la parrilla”, por lo que el menú de la llamada “Fonda Doña Yoya”, me dejó más que satisfecha: empanadas de horno caseras, sopaipillas hechas al minuto de servir, pebre como Dios manda, el nunca mal ponderado mote con huesillos, y la estrella de la tarde; Palanca adobada en un aliño especial por dos días y el mítico Segundo Corte de Estomaguillo, una carne relativamente desconocida, que solo se consigue en Osorno…Increíble! Una cosa antes de terminar…Aprovecho esta instancia para dar las gracias a toda la familia de mi endieciochado pololo. No podría haber pedido una mejor celebración. Viva Chile!
Estos son los restos de la cinta inagural. Los pedazos fueron repartidos entre los invitados para usarlos como insignia. Tricolor goes fashion jajaja!
Lúcuma nuez y manjar. Combinación made in Chile para kuchenes y tortas.
No podían faltar los juegos tradicionales!
Por qué no rematar el día con un buen "Combinado Nacional"? Cheers!
XO Lore
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